"Como Defensores no hay"

A 70 años de nuestro primer título, dialogamos con Fermín Cisneros, único jugador con vida del aquel logro.

Cuenta la historia que el Club Atlético Defensores de Centeno fue fundado en 1942, que comenzó a practicar fútbol en cancha prestada por la familia Maigan y cuatro años después de su fundación, la joven institución recibió una invitación para participar de la Liga Regional Totorense de Fútbol, la cual aceptó. Los dos primeros años no fueron buenos en lo que a resultados se refiere, pero la tercera sería la vencida.
En 1948, ya en su nueva cancha, el verde ganó 6 partidos, empató 1 y perdió 3, quedando junto a Provincial, igualados en la primera posición. El 31 de Octubre se jugó en cancha de Atlético San Genaro la gran final y Defensores derrotó al rojo de Salto Grande 2 a 0, conquistando así el título de CAMPEÓN 1948, el primero de los ocho campeonatos obtenidos en nuestra historia. 

Setenta años después de aquella conquista Fermín Adolfo Cisneros, el único jugador de aquel equipo que continúa con vida nos recibió en su casa.
Tras finalizar su merienda, sin mediar palabra alguna, se levantó, entró a su habitación y en sólo segundos regresó a la mesa con fotos y recortes de diarios. “Estos son todos muchachos de San Genaro, no me acuerdo los nombres pero fallecieron todos. Ésta acá es una fiesta dónde Defensores nos homenajeó por los tres campeonatos que ganamos, también murieron todos después. Ésta es una nota que sacaron cuando murió Antonio Veneroni, el amigo de todos dice, y éste es un sobre dónde nos mandaban las citaciones para los partidos”, así comenzó Fermín con sus recuerdos, señalando viejas fotos y diarios.

El 7 de Julio de 1925, Jerónima Sánchez traía al mundo a Fermín. Ella junto a su esposo Adolfo serían padres de ocho hijos: Encarnación, Romilda, Gloria, Avelina, Susana, Leandro, Carlos y el mencionado Fermín.
Dentro de esa familia tan numerosa como humilde, Fermín fue creciendo sin la posibilidad de ir a la escuela. “No sé leer ni escribir, nosotros éramos tan pobres que teníamos que trabajar para poder vivir. A los 6 o 7 años tenía que andar a caballo con mi viejo, arriábamos hacienda, hacíamos posos, colocábamos postes, alambrados. Después trabajé de albañil, en galpones, en el ferrocarril y el último trabajo fue en la Federación Agraria Argentina, donde estuve  casi 19 años”, recuerda Fermín con voz un tanto quebrada ya que como consecuencia de no haber concurrido a la escuela, cuando Federación cerró sus puertas, no recibió indemnización alguna debido a que su nombre no figuraba en la lista de empleados. “A mí no me tocó nada, me jodieron hasta mis propios compañeros porque no sabía leer ni escribir”, concluye sobre su mala experiencia.

Fermín comenzó a jugar al fútbol en el ingreso al Ferrocarril Central Córdoba, luego llamado General Belgrano. “Con todos los que practicábamos cerca de las vías teníamos un club de barrio llamado Banfield de San Genaro. En una oportunidad vinimos a jugar un amistoso a Centeno en la cancha de Maigan, estaban Ercilio y “el pata” Maigan que llegó a jugar en Independiente de Avellaneda”.
Allá por principio de los años 40, Fermín se sumó a las filas de Atlético. “A los 15 años más o menos empecé a jugar en Atlético San Genaro, en segunda y tercera división, hasta llegar a primera”, reflejó sobre sus comienzos en el fútbol.

Para mediados de dicha década, Defensores de Centeno, el nuevo club participante de la Totorense, lo fue a buscar para que se calzara la verde. “Cuando arreglé para jugar acá, me hicieron un traje de gabardina y me lo regalaron, un tal Vergara creo era el sastre, y dónde iba tenía todo gratis. Dónde quedarme, la comida, a los bailes que iba sólo a mirar porque no sabía ni bailar”, recordó acomodándose su gorra.

De fútbol dice no recordar demasiado, sí sobre su paso por Centeno y el excelente trato que le brindó la gente. “Cuando veníamos con los de Rosario, caminábamos un rato por Centeno, eran todas calles de tierra, por acá no había casas. Nos sentábamos en la plaza, no había nada alrededor, todo tierra y cuando llovía era todo barro”.
“Muchas veces que venía a Centeno me quedaba a dormir en la casa que está pegada al parador, ahí había como un hotel dónde comíamos y dormíamos. También nos quedábamos con otros muchachos enfrente de Veneroni, dónde se hizo el edificio grande de la mueblería. La mayoría de los de afuera se iban y yo me quedaba casi siempre. Ahí estaba Laureana Báez, una chica muy buena que nos atendía muy bien y nos cebaba mates”, continuó recordando sobre su paso por Centeno.

En 1948 con sólo dos años en la liga, Defensores gritó Campeón por primera vez en su historia. Fermín fue parte de esa conquista. Mientras mira la foto de aquel equipo señala uno por uno. “El lorito Ponce era un fenómeno, Leopoldo Montenegro tenía un patadón tremendo. Todos jugaban bien, el negro Olmos, Ponce, Viale, Ferrari que era un gran arquero, los Veneroni. Hace unos días querían hacerme acordar de los partidos y las finales, pero no me acuerdo mucho con los años que uno tiene. Recuerdo que antes íbamos en camión, nos llenábamos de tierra, no se veían más que los dientes”, indicó  sonriente mientras mostraba y señalaba los suyos.

Defensores y Cisneros volverían a ser campeones en 1949, ésta vez de manera invicta, ganando el último partido como local frente a Provincial por 7 a 0. Al año siguiente, el torneo de la Totorense se  dio por finalizado debido a un conflicto que se produjo entre la Liga y los árbitros rosarinos.
En 1951 Fermín y el verde lograrían el tercer título con la misma base de jugadores de los campeonatos anteriores. “Antes no había técnico, el equipo lo armaba la comisión directiva. Jugaban casi siempre los mismos”, aseguró quién ese año jugó como volante y convirtió dos goles. 

Luego regresó a su club de origen. “Después que deje acá me fui a jugar a Atlético. Justo esa semana que me había ido, en la práctica del jueves previo al partido del domingo con Sportivo, pateé mal, o pegue en el suelo, me desgarré y no pude jugar ese partido clásico”, recordó sobre su vuelta al club sangenarino.
Por aquellos años para las fiestas patronales, los almacenes de ramos generales donaban trofeos para que se disputen entre ambos equipos. “Una vez jugando por una copa se armó un lío bárbaro. Yo jugaba para Atlético, vinimos a jugar contra Defensores. Muchos corrían por las vías, los levantaban en los autos y los llevaban a San Genaro. A mí como me conocían por haber jugado acá me habían dicho, que cuando se arme lío salga por una puertita. Yo y Juancito Margarit nos fuimos a cambiar a la casa de Brocca, al frente vivía Guevara, toda gente del Club”.

Don Cisneros se casó con Helena Bravo y justos criaron a sus cuatro hijos. Fermín, Gloria, Marcela y María Gabriela.
Para Fermín el fútbol fue su vida, lo dice y se nota en sus expresiones. “A mí me encantaba el fútbol, una vez me quebraron el tobillo, cuando me repuse volví a jugar. Después me sacaron los codos, los hombros. Yo jugaba en cualquier puesto, dónde faltaba uno ahí jugaba, desde wing izquierdo hasta wing derecho, dónde me ponían rendía siempre casi igual, me gustaba de alma”. Tal es así que en una oportunidad, en salto grande fue arquero en segunda división y luego jugador de campo en primera. “El arquero que tenía que ir trabajaba en el Ferrocarril. Llegamos a Salto Grande, se estaba cambiando la segunda, y empezamos todos a preguntar por el arquero y uno dijo que se había quedado porque tenía que atender un tren que venía a darle vía libre y no pudo venir. Nadie quería atajar y me preguntan a mí si no me animo a jugar de arquero… “ma siii” les respondí, jugué de arquero en segunda y después lo hice de wing en la primera”, concluyó sobre aquella anécdota.
En Atlético fue parte del plantel que ganó varios títulos consecutivos hasta que una nueva lesión le puso fin a su carrera deportiva. “Después me rompí los meniscos y ya no pude jugar más. Uno ya tenía una edad que no era para andar jugando”. 

Dice que el fútbol era más lindo antes, que ahora se agarran de la camiseta, del cuerpo, se pegan, parecen partidos de rugby. “Antes también alguna patada se recibía, no voy a decir que no. Ahora no se juega con esa alma, corazón y vida como quien dice. Ahora juegan porque le dan unos pesos y si pierden les da igual. Pero nosotros no, nosotros jugábamos con alma, vida y corazón para ganar, nunca nos gustó perder".

Retirado del fútbol vivió muchos años en San Genaro. Luego se mudó a Centeno, dónde vive cerca de una de sus hijas y lleva adelante una vida sana. “Después que deje de jugar no fui más a la cancha. Cuando jugaba Defensores me quisieron llevar pero no, yo lo escucho por la radio. Miro fútbol por televisión, soy hincha del ciclón. Salgo a caminar todas las tardes, gracias a Dios no eh perdido la memoria. Ahora no me conoce nadie, no es como antes que me conocían todos”.

A escasos metros de su casa también se encuentra la cancha de Independiente. “Estos que están acá ni figuraban antes, pobrecitos esos, si lo hubiéramos agarrado nosotros en aquel tiempo”, comentó señalando la cancha y anticipándose a lo que vendría.

Fermín Adolfo Cisneros nació, se crió y vivió gran parte de su vida en San Genaro. Con Atlético ganó varios títulos. En Defensores fueron tres pero hay cosas que valen mucho más que un trofeo o una medalla. “Yo siempre eh sido hincha de Defensores. En San Genaro me preguntaban y siempre decía “yo soy hincha de Defensores” para mí no había como los verdes, todos amigos, todos como hermanos, no había ningún problema. Antes había un trencito que le llamaban el trencito de las tres. Yo me iba en ese y mucha gente me despedía y saludaba como si se iba un gran jugador o no sé quién. Chicas y muchachos gritando chau Fermín chau. Me han querido mucho acá en Centeno, por eso digo siempre, yo soy de Defensores y como los verdes no hay”.

Juntó sus fotos y diarios, nos acompañó hasta la puerta e invitó a volver. “No sé hasta cuándo pero acá estoy yo”… siempre estarás Fermín Adolfo Cisneros.

Vaya este humilde homenaje a él, único jugador con vida, y a cada uno de los jugadores, dirigentes e hinchas, a pocos días de cumplirse 70 años de nuestro primer título.
1948 – 31 de Octubre - 2018

Parados: Pascual Nieto (Auxiliar), Carlos Veneroni, Antonio Veneroni, Alfredo Ferrari, Alberto Ponce, Fermín Cisneros y Marcelino Miranda. Hincados: José Ramos (Auxiliar), Pedro Giardosio, Segismundo Sánchez, Nelo Viale, Aldo Ponce y Leopoldo Montenegro.


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