La fiesta que no fue

Todo estaba dado para que la final de la Totorense sea una fiesta. Lamentablemente no pudo ser.

El domingo 2 de diciembre el Santos Pierángeli estaba preparado para vivir una gran fiesta, la final revancha de la Liga Totorense.
Defensores de Centeno debía recibir a Sportivo Rivadavia y necesitaba ganar por un gol de diferencia para llevar la definición a penales o por más goles para quedarse con su novena estrella.
El estadio adornado para la ocasión. Más de dos mil personas presentes. Operativo de seguridad y clima excelente. Dos instituciones que trabajaron mucho para llegar a éste día. Hinchas que dejaron sus cosas para dedicar el tiempo a los preparativos. Gente que había viajado con sus hijos a Carlos Paz por viaje de egresados y volvieron especialmente para ver la final.
Faltaba una hora para el comienzo del partido cuando el equipo visitante llegó al estadio y una persona que se encontraba dentro del campo de juego agredió a un jugador arrojando un líquido en los ojos que le produjo irritación.
Tras discusiones y tensión, los jugadores de Sportivo decidieron jugar igual el partido. Defensores saltó a la cancha y luego dirigentes del Sport dieron marcha atrás la determinación del plantel y decidieron no presentar su equipo.
El árbitro internacional Jorge Baliño junto a sus asistentes labraron el acta correspondiente y ahora todo queda a determinación del Tribunal de disciplina de la Liga.
Cabe destacar que al finalizar el cotejo de ida el jugador agredido, en un medio radial trató de “pelotudos” a jugadores y dirigentes de Defensores, lo que generó malestar en todos, pero nada justifica lo que luego sucedió.

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